Club de Aventureros y Castorcitos "Aldebarán Kids" celebra Mes del Medio Ambiente
Con diversas actividades, el Club de Aventureros y Castorcitos "Aldebarán Kids" del Colegio Adventista de Iquique conmemoró el Mes del Medio Ambiente.
A principios de mes, los niños y niñas del Club realizaron una exposición de carteles creados y elaborados por ellos mismos alusivos al cuidado del medio ambiente y el último domingo de junio realizaron un mini-operativo de limpieza en un sector de Playa Cavancha. Durante el resto del mes participaron de charlas relacionadas con la visión cristiana del medio ambiente como creación de Dios y por lo tanto objeto de nuestro mayor cuidado y aprecio.
El objetivo principal de estas actividades fue la motivar en los miembros del Club el cuidado de la naturaleza como obra de Dios y concientizar nuestro rol como administradores de los dones del Creador.
Informa:
Prof. Víctor Jofré Araya
Director Club de Aventureros y Castorcitos "Aldebarán Kids"
Colegio Adventista de Iquique
BIENVENIDOS
Este blog tiene como propósito compartir con mis alumnos y amigos ideas y artículos relacionadas con el mundo de la Religión, la Filosofía y la Educación.
jueves, 5 de julio de 2012
miércoles, 4 de julio de 2012
El martirio de Policarpo de Esmirna
Acta del martirio de
La Iglesia de Dios, establecida en Esmirna, a la Iglesia de Dios, establecida en Filadelfia, y a todas las partes de la Iglesia santa y católica extendida por todo el mundo; que la misericordia, la paz y el amor de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo sobreabunde en vosotras.
Os escribimos relatándoos el martirio de nuestros hermanos, y, en especial, del bienaventurado Policarpo, quien, con el sello de su fe, puso fin a la persecución de nuestros enemigos. Todo lo sucedido fue ya anunciado por el Señor en su Evangelio, en el cual se halla la regla de conducta que hemos de seguir. Según, El, por su permisión, fue entregado y clavado en la cruz para salvarnos. Quiso que le imitáramos, y El fue el primero de entre los justos que se puso en manos de los malvados, mostrándonos de ese modo el camino que habíamos de seguir, y así, habiéndonos precedido El, no creyéramos que era demasiado exigente en sus preceptos. Sufrió El el primero lo que nos encargó a nosotros sufrir. Se hizo nuestro modelo, enseñándonos a morir, no sólo por utilidad propia, sino también por la de nuestros hermanos.El martirio, a aquellos que le padecen, les acarrea la gloria celestial, la cual se consigue por el abandono de las riquezas, los honores e incluso los padres. ¿Acaso tendremos por demasiado el sacrificio que hacemos a tan piadoso Señor, cuando sabemos que sobrepuja con creces lo que El hizo por sus siervos, a los que éstos pueden hacer por El? Por tanto, os vamos a narrar los triunfos de todos nuestros mártires, tal como nos consta que tuvieron lugar, su gran amor para con Dios y su paciencia en soportar los tormentos. ¿Quién no se llenará de admiración al considerar cuán dulces les eran los azotes, gratas las llamas del eculeo, amable la espada que los hería y suaves las brasas de las hogueras? Cuando corriendo la sangre por los costados, con las entrañas palpitantes a la vista, tan constantes estaban en su fe, que aunque el pueblo conmovido no podía contener las lágrimas ante tan horrendo espectáculo, ellos solo estaban serenos y tranquilos. Ni siquiera se les oía un gemido de dolor; y así como habían aceptado con alegría los tormentos, del mismo modo los toleraban con fortaleza. A todos los asistía el Señor en los tormentos, no sólo con el recuerdo de la vida eterna, sino también templando la violencia de los dolores, para que no excediesen la resistencia de las almas. El Señor les hablaba interiormente y les confortaba, poniéndoles ante los ojos las coronas que les esperaban si eran constantes; e ahí el desprecio que hacían de los jueces, y su gloriosa paciencia. Deseaban salir de las tinieblas de este mundo para ir a gozar de las claras moradas celestiales; contraponían la verdad a la mentira, lo terreno a lo celestial, lo eterno a lo caduco Por una hora de sufrimientos les esperaban goces eternos.
En Esmirna el año 155 d.C.
La Iglesia de Dios, establecida en Esmirna, a la Iglesia de Dios, establecida en Filadelfia, y a todas las partes de la Iglesia santa y católica extendida por todo el mundo; que la misericordia, la paz y el amor de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo sobreabunde en vosotras.
Os escribimos relatándoos el martirio de nuestros hermanos, y, en especial, del bienaventurado Policarpo, quien, con el sello de su fe, puso fin a la persecución de nuestros enemigos. Todo lo sucedido fue ya anunciado por el Señor en su Evangelio, en el cual se halla la regla de conducta que hemos de seguir. Según, El, por su permisión, fue entregado y clavado en la cruz para salvarnos. Quiso que le imitáramos, y El fue el primero de entre los justos que se puso en manos de los malvados, mostrándonos de ese modo el camino que habíamos de seguir, y así, habiéndonos precedido El, no creyéramos que era demasiado exigente en sus preceptos. Sufrió El el primero lo que nos encargó a nosotros sufrir. Se hizo nuestro modelo, enseñándonos a morir, no sólo por utilidad propia, sino también por la de nuestros hermanos.El martirio, a aquellos que le padecen, les acarrea la gloria celestial, la cual se consigue por el abandono de las riquezas, los honores e incluso los padres. ¿Acaso tendremos por demasiado el sacrificio que hacemos a tan piadoso Señor, cuando sabemos que sobrepuja con creces lo que El hizo por sus siervos, a los que éstos pueden hacer por El? Por tanto, os vamos a narrar los triunfos de todos nuestros mártires, tal como nos consta que tuvieron lugar, su gran amor para con Dios y su paciencia en soportar los tormentos. ¿Quién no se llenará de admiración al considerar cuán dulces les eran los azotes, gratas las llamas del eculeo, amable la espada que los hería y suaves las brasas de las hogueras? Cuando corriendo la sangre por los costados, con las entrañas palpitantes a la vista, tan constantes estaban en su fe, que aunque el pueblo conmovido no podía contener las lágrimas ante tan horrendo espectáculo, ellos solo estaban serenos y tranquilos. Ni siquiera se les oía un gemido de dolor; y así como habían aceptado con alegría los tormentos, del mismo modo los toleraban con fortaleza. A todos los asistía el Señor en los tormentos, no sólo con el recuerdo de la vida eterna, sino también templando la violencia de los dolores, para que no excediesen la resistencia de las almas. El Señor les hablaba interiormente y les confortaba, poniéndoles ante los ojos las coronas que les esperaban si eran constantes; e ahí el desprecio que hacían de los jueces, y su gloriosa paciencia. Deseaban salir de las tinieblas de este mundo para ir a gozar de las claras moradas celestiales; contraponían la verdad a la mentira, lo terreno a lo celestial, lo eterno a lo caduco Por una hora de sufrimientos les esperaban goces eternos.
El demonio probó contra ellos todas sus artes; pero la gracia de Cristo les asistió como un abogado fiel. También Germanico, con su valor, infundía ánimos a los demás. Habiendo sido expuestos a las fieras, el procónsul, movido de compasión, le exhortaba a que tuviese piedad al menos de su tierna edad, si le parecía que los demás bienes no merecían ser tenidos en consideración. Pero él hacía poco caso de la compasión que parecía tener por él su enemigo y no quiso aceptar el perdón que le ofrecía el juez injusto; muy al contrario, el mismo azuzaba a la fiera que se había lanzado contra el, deseoso de salir de este mundo de pecado. Viendo esto el populacho, quedó sorprendido de ver un ánimo tan varonil en los cristianos. Luego todos gritaron: "Que se castigue a los Impíos y se busque a Policarpo”.
En esto, un cristiano, llamado Quinto, natural de Frigia, y que acababa de llegar a Esmirna, él mismo se presentó al sanguinario Juez para sufrir el martirio. Pero la flaqueza fue mayor que el buen deseo. Al ver venir hacia sí las fieras, temió y cambió de propósito, volviéndose de la parte del demonio, aceptando aquello contra lo que iba a luchar. El procónsul, con sus promesas, logró de él que sacrificara. En vista de esto, creemos que no son de alabar aquellos hermanos que se presentan voluntarios a los suplicios, sino mas bien aquellos que habiéndose ocultado al ser descubiertos, son constantes en los tormentos. Así nos lo aconseja el Evangelio, y la experiencia lo demuestra, porque éste que se presentó, cedió, mientras Policarpo, que fue prendido, triunfó.
En esto, un cristiano, llamado Quinto, natural de Frigia, y que acababa de llegar a Esmirna, él mismo se presentó al sanguinario Juez para sufrir el martirio. Pero la flaqueza fue mayor que el buen deseo. Al ver venir hacia sí las fieras, temió y cambió de propósito, volviéndose de la parte del demonio, aceptando aquello contra lo que iba a luchar. El procónsul, con sus promesas, logró de él que sacrificara. En vista de esto, creemos que no son de alabar aquellos hermanos que se presentan voluntarios a los suplicios, sino mas bien aquellos que habiéndose ocultado al ser descubiertos, son constantes en los tormentos. Así nos lo aconseja el Evangelio, y la experiencia lo demuestra, porque éste que se presentó, cedió, mientras Policarpo, que fue prendido, triunfó.
Habiéndose enterado Policarpo, hombre de gran prudencia y consejo, que se le buscaba para el martirio, se ocultó. No es que huyera por cobarde, sino más bien dilataba el tiempo del martirio. Recorrió varias ciudades, y como los fieles le dijesen que se diese más prisa, y se ocultase prontamente, él no se preocupaba, como si temiera alejarse del lugar del martirio. Al fin se consiguió que se escondiese en una granja. Allí, noche y día, estuvo pidiendo al Señor le diera valor para sufrir la última pena. Tres días antes de ser prendido le fue revelado su martirio. Parecióle que la almohada sobre la que dormía estaba rodeada de llamas. Al despertarse el santo anciano dijo a los que con él estaban que había de ser quemado vivo.
Cambió de retiro para estar más oculto, mas apenas llegó al nuevo refugio llegaron también sus perseguidores. Estos buscaron largo rato y no hallándole cogieron a dos muchachos y los azotaron hasta que uno de ellos descubrió el lugar en que se hallaba oculto Policarpo. No podía ya ocultarse aquel a quien esperaba el martirio. El jefe de Policía de Esmirna, Herodes, tenía gran deseo de presentarle en el anfiteatro, para que fuese imitador de Cristo en la Pasión. Además, ordenó que a los traidores se les recompensara como a Judas. Armado, pues un pelotón de soldados de a caballo, salieron un viernes antes de cenar en busca de Policarpo, con uno de los muchachos a la cabeza no como para prender a un discípulo de Cristo, sino como si se tratara de algún famoso ladrón. Encontráronle de noche oculto en una casa Hubiera podido huir al campo, pero cansado como estaba, prefirió presentarse él mismo a esconderse de nuevo, porque decía. "Hágase la voluntad de Dios; cuando El lo quiso me escondí, y ahora que El lo dispone, lo deseo yo también".Viendo, pues, a los soldados, bajo adonde ellos estaban y les habló cuanto su debilidad se lo permitió y el Espíritu de la gracia sobrenatural le inspiró.
Cambió de retiro para estar más oculto, mas apenas llegó al nuevo refugio llegaron también sus perseguidores. Estos buscaron largo rato y no hallándole cogieron a dos muchachos y los azotaron hasta que uno de ellos descubrió el lugar en que se hallaba oculto Policarpo. No podía ya ocultarse aquel a quien esperaba el martirio. El jefe de Policía de Esmirna, Herodes, tenía gran deseo de presentarle en el anfiteatro, para que fuese imitador de Cristo en la Pasión. Además, ordenó que a los traidores se les recompensara como a Judas. Armado, pues un pelotón de soldados de a caballo, salieron un viernes antes de cenar en busca de Policarpo, con uno de los muchachos a la cabeza no como para prender a un discípulo de Cristo, sino como si se tratara de algún famoso ladrón. Encontráronle de noche oculto en una casa Hubiera podido huir al campo, pero cansado como estaba, prefirió presentarse él mismo a esconderse de nuevo, porque decía. "Hágase la voluntad de Dios; cuando El lo quiso me escondí, y ahora que El lo dispone, lo deseo yo también".Viendo, pues, a los soldados, bajo adonde ellos estaban y les habló cuanto su debilidad se lo permitió y el Espíritu de la gracia sobrenatural le inspiró.
Admiraban los soldados ver en él, a sus años, tanta agilidad y de que en tan buen estado de salud le hubieran encontrado tan pronto. En seguida mandó que les prepararan la mesa, cumpliendo así el precepto divino, que encarga proveer de las cosas necesarias para la vida aun a los enemigos. Luego les pidió permiso para hacer oración y cumplir sus obligaciones para con Dios. Concedido el permiso, oró por espacio de dos horas de pie, admirando su fervor a los circunstantes y hasta a los mismos soldados. Acabó su oración, pidiendo a Dios por toda la iglesia, por los buenos y por los malos, hasta que llegó el momento de recibir la corona de la justicia, que en todo momento había guardado […]
Al entrar en el anfiteatro se oyó una voz del cielo que decía: "Sé fuerte, Policarpo". Esta voz sólo la oyeron los cristianos que estaban en la arena, pero de los gentiles nadie la oyó. Cuando fue llevado ante el palco del procónsul, confesó valerosamente al Señor, despreciando las amenazas del juez.
Al entrar en el anfiteatro se oyó una voz del cielo que decía: "Sé fuerte, Policarpo". Esta voz sólo la oyeron los cristianos que estaban en la arena, pero de los gentiles nadie la oyó. Cuando fue llevado ante el palco del procónsul, confesó valerosamente al Señor, despreciando las amenazas del juez.
El procónsul procuró por todos los medios hacerle apostatar, diciéndole tuviera compasión de su avanzada edad, ya que parecía no hacer caso de los tormentos. "¿cómo ha de sufrir tu vejez -le decía- lo que a los jóvenes espanta? Debe jurar por el honor del César y por su fortuna. Arrepiéntete y di: "Mueran los impíos". Animado el procónsul, prosiguió: "Jura también por la fortuna del César y reniega de Cristo". "Ochenta y seis años ha -respondió Policarpo- que le sirvo y jamás me ha hecho mal; al contrario, me ha colmado de bienes, ¿cómo puedo odiar a aquel a quien siempre he servido, a mi Maestro, mi Salvador, de quien espero mi felicidad, al que castiga a los malos y es el vengador de los justos?"
Mas como el procónsul insistiese en hacerle jurar por la fortuna del César, él le respondió: "¿Por qué pretendes hacerme jurar por la fortuna del César? ¿Acaso ignoras mi religión? Te he dicho públicamente que soy cristiano, y por más que te enfurezcas, yo soy feliz. Si deseas saber qué doctrina es ésta, dame un día de plazo, pues estoy dispuesto a instruirte en ella si tú lo estás para escucharme". Repuso el procónsul: "Da explicaciones al pueblo y no a mi".
Respondióle Policarpo: "A vuestra autoridad es a quien debemos obedecer, mientras no nos mandéis cosas injustas y contra nuestras conciencias. Nuestra religión nos enseña a tributar el honor debido a las autoridades que dimanan de la de Dios y obedecer sus órdenes. En cuanto al pueblo, le juzgo indigno, y no creo que deba darle explicaciones: lo recto es obedecer al juez, no al pueblo".
Respondióle Policarpo: "A vuestra autoridad es a quien debemos obedecer, mientras no nos mandéis cosas injustas y contra nuestras conciencias. Nuestra religión nos enseña a tributar el honor debido a las autoridades que dimanan de la de Dios y obedecer sus órdenes. En cuanto al pueblo, le juzgo indigno, y no creo que deba darle explicaciones: lo recto es obedecer al juez, no al pueblo".
-"A mi disposición están las fieras, a las que te entregaré para que te hagan pedazos si no desistes de tu terquedad", dijo el procónsul.
-"Vengan a mi los leones -repuso Policarpo- y todos los tormentos que vuestro furor invente; me alegrarán las heridas, y los suplicios serán mi gloria, y mediré mis méritos por la intensidad del dolor. Cuanto mayor sea éste, tanto mayor será el premio que por él reciba. Estoy dispuesto a todo; por las humillaciones se consigue la gloria".
-"Si no te asustan los diente de las fieras, te entregaré a las llamas".
-"Me amenazas con un fuego que dura una hora, y luego se apaga y te olvidas del juicio venidero y del fuego eterno, en el que arderán para siempre los impíos. ¿Pero a qué tantas palabras? Ejecuta pronto en mi tu voluntad, y si hallas un nuevo género de suplicio, estrénalo en mi".
Mientras Policarpo decía estas cosas, de tal modo se iluminó su rostro de una luz sobrenatural, que el mismo procónsul temblaba. Luego gritó el pregonero por tres veces: "Policarpo ha confesado que es cristiano".
Todo el pueblo gentil de Esmirna, y con él los judíos, exclamaron: "Este es el doctor de Asia, el padre de los cristianos, el que ha destruido nuestros ídolos y ha violado nuestros templos, el que prohibía sacrificar y adorar a los dioses; al fin ha encontrado lo que con tantos deseos decía que anhelaba". Y todos a una pidieron al asiarca Filipo que se lanzara contra él un león furioso; pero Filipo se excusó, diciendo que los juegos habían terminado. Entonces pidieron a voces que Policarpo fuera quemado vivo. Así se iba a cumplir lo que él había anunciado, y dando gracias al Señor, se volvió a los suyos y les dijo:"Recordad ahora, hermanos, la verdad de mi sueño".
Entre tanto, el pueblo […] acude corriendo a los baños y talleres en busca de leños y sarmientos. Cuando estaba ardiendo la hoguera, se acercó a ella Policarpo, se quitó el ceñidor y dejó el manto, disponiéndose a desatar las correas de las sandalias, lo cual no solía hacer él, porque era tal la veneración en que le tenían los fieles, que se disputaban este honor por poder besarle los pies. La tranquilidad de la conciencia le hacía aparecer ya rodeado de cierto esplendor aun antes de recibir la corona del martirio. Dispuesta ya la hoguera, los verdugos le iban a atar a una columna de hierro, según era costumbre, peroel Santo les suplicó, diciendo: "Permitidme quedar como estoy; el que me ha dado el deseo del martirio, me dará también el poder soportarlo; El moderará la intensidad de las llamas”. Así, pues, quedó libre; sólo le ataron las manos atrás y subió a la hoguera. Levantando entonces los ojos al cielo exclamó: "Oh, Señor, Dios de los Ángeles y de los Arcángeles, nuestra resurrección y precio de nuestro pecado, rector de todo el universo y amparo de los justos: gracias te doy porque me has tenido por digno de padecer martirio por ti, para que de este modo perciba mi corona y comience el martirio por Jesucristo en unidad del Espíritu Santo; y así, acabado hoy mi sacrificio, veas cumplidas tus promesas. Seas, pues bendito y eternamente glorificado por Jesucristo Pontífice omnipotente y eterno, y todo os sea dado con él y el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén".
Terminada la oración fue puesto fuego a la hoguera, levantándose las llamas hasta el cielo […]
Su martirio fue muy superior, y todo el pueblo le llama "su maestro". Todos deseamos ser sus discípulos, como él lo era de Jesucristo, que venció la persecución de un juez injusto y alcanzó la corona incorruptible, dando fin a nuestros pecados. Unámonos a los n y a todos los justos y bendigamos únicamente a Dios Padre Todopoderoso; bendigamos a Jesucristo nuestro Señor, salvador de nuestras almas, dueño de nuestros cuerpos y pastor de la Iglesia universal; bendigamos también al Espíritu Santo por quien todas las cosas nos son reveladas. Repetidas veces me habíais pedido os comunicara las circunstancias del martirio del glorioso Policarpo, y hoy os mando esta relación por medio de nuestro hermano Marciano. Cuando vosotros os hayáis enterado, comunicadlo a las otras iglesias, a fin de que el Señor sea bendito en todas partes, y todos acaten la elección que su gracia se digna hacer de los escogidos. El puede salvarnos a nosotros mismos por Jesucristo Nuestro Señor y Redentor, por el cual y con el cual es dada a Dios toda gloria, honor, poder y grandeza, por los siglos de los siglos. Amén. Saludad a todos los fieles; los que estamos aquí os saludamos. Asimismo os saluda Evaristo, que esto ha escrito, os saluda con toda su familia. El martirio de Policarpo tuvo lugar el 25 de abril, el día del gran sábado, a las dos de la tarde. Fue preso por Herodes, siendo pontífice o asiarcaFilipo de Trates, y procónsul Stacio Cuadrato. Gracias sean dadas a JesucristoNuestro Señor, a quien se debe gloria, honor, grandeza y trono eterno de generación en generación. Amén.
Este ejemplar le ha copiado Gayo de los ejemplares de Ireneo, discípulo dePolicarpo. Yo, Sócrates, lo copié del ejemplar de Gayo. Yo, Pionio, he confrontado los originales y lo transcribo por revelación del glorioso Policarpo; como lo dije en la reunión de los que vivían cuando el Santo trabajaba con los escogidos. Nuestro Señor Jesucristo me reciba en el reino de los cielos, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: Daniel Ruiz Bueno, Actas de los mártires, BAC, Madrid 1951
Definición y función del Arte
ARTE: DEFINICIÓN Y FUNCIÓN.
REFLEXIONES EN TORNO A LA “KATHARSIS”
EN LA POÉTICA Y LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES
REFLEXIONES EN TORNO A LA “KATHARSIS”
EN LA POÉTICA Y LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES
Víctor Jofré Araya
Magíster en Educación Religiosa
Colegio Adventista de Copiapó - 2021
“Lo
esencial es invisible a los ojos”
Antoine
de Saint-Exupéry, El Principito.
INTRODUCCIÓN
Se cuenta de
Miguel Ángel, el hábil artista italiano, que estando frente a una masa informe
de mármol blanco, exclamó: “¡Aquí yace David y voy a despertarlo!”. Cincel en
mano y luego de arduas jornadas dio forma a su famoso David, encargado para la Opera del Duomo de la Catedral de Santa María del Fiore de Florencia en 1501 y que ha sido
replicado en diferentes tamaños y materiales hasta el día de hoy. Según la
mayoría de los historiadores, el David es una de las
esculturas más famosas del mundo y los críticos nos dirían que estamos frente a
una obra maestra del arte. Pero, ¿es
la opinión de los críticos lo que hace que el arte sea arte? O, ¿era ya el David de Miguel Ángel una obra de arte
en la mente del maestro aún antes de que su mano tallara las formas en la mole?
Aunque el
concepto de arte propone algunos problemas particulares y hay fuertes
dificultades para construir una definición satisfactoria, pues se trata “en
todos los casos de actividades y/o sistemas de normas y creencias que tienen
naturaleza histórica”[1],
lo que significa que se manifiesta de muy diversas formas a lo largo del tiempo
y en distintas culturas y abierto a transformaciones difíciles de prever, hay
ciertos consensos en cuanto a su definición.
En primer lugar,
debemos establecer que arte es un concepto abierto, en cuanto sentido y
referencia, de una producción humana, y a la vez, un hecho social e histórico,
concepto derivado de la particularidad expuesta en las líneas anteriores. En
segundo lugar, se concuerda en que arte puede ser tanto ciertas propiedades que
provienen de una disposición innata, heredada, adherido al sustrato biológico o
psicológico, como también ser un instrumento eficaz para cumplir cierta
función, particularmente social, aunque también es un ejercicio individual. “Arte significa tanto la facultad para
hacer alguna cosa, cuanto las normas necesarias para hacerla bien”.[2]
Sea el arte una
práctica, un producto o un concepto, se entiende que, como consecuencia de lo
anterior, no existe entidad o evento que pueda ser excluido del universo de los
candidatos a obra de arte, como tampoco puede existir una especificidad
cultural que pueda ser definida como arte, pues todo dependerá de las
decisiones, apreciaciones o meramente gustos de los críticos o de los
observadores. En otras palabras,
“debemos atribuir al mundo del arte el poder de establecer el derecho a que
algo pueda ser objeto de interpretación del tipo de las que la obra de arte
admite”.[3]
El presente
ensayo estará basado, principalmente, en la Poética
de Aristóteles, exigencia de la asignatura cursada. De igual forma se hará
mención de la Política del mismo
filósofo. Amén de lo anterior, se citarán otros autores que he considerado
pertinentes, principalmente el artículo “Catarsis”
en la Poética de Aristóteles. El
trabajo está dividido en: (1) Se presenta un breve marco teórico acerca del arte
como mimesis y (2) se consigna lo
mismo con respecto al arte como catarsis,
según se plantea en el pensamiento aristotélico. Agregamos (3) la idea
aristotélica de arte como instrumento educativo. Luego (4) se construye una
relación a propósito de una experiencia estética. En este caso se analizará el
Film La última canción.[4] A
manera de (5) conclusión, se ofrece una reflexión e interpretación personal de
arte, derivada de las definiciones mencionadas.
EL ARTE COMO MIMESIS
La teoría del arte como imitación, es el
principio fundamental sobre el que descansa el modelo explicativo de la
tragedia ofrecido en la Poética, y
descubre una base racional en el ser, en el proceso creador y en la contemplación
artísticas. Para el Estagirita, la epopeya, la poesía trágica y, por extensión,
las demás artes, son imitación.[5] Es
natural, por tanto, que todos disfrutemos con las obras de imitación, entre
otras razones, porque aprender agrada a todos, no sólo a los filósofos.[6]
Sobre el tema pedagógico volveremos más adelante. Por su parte, respecto
a la música, Aristóteles afirma: “Nada hay tan poderoso como el ritmo y el
canto de la música para imitar, aproximándose a la realidad, tanto como sea
posible, la cólera, la bondad, al valor, la misma prudencia, y todos los sentimientos
del alma. […] La música es evidentemente una imitación directa de las
sensaciones morales”.[7]
En la Poética, dice el filósofo, al involucrarse en la trama de la tragedia, la audiencia
puede experimentar las mismas pasiones de los personajes, pero sin el temor de
sufrir sus verdaderos efectos, pues no son las personas las imitadas sino las
acciones y la vida.[8] La acción imitada es entera: posee
principio, medio y fin; es decir, una estructura ordenada, racional.[9] Es
interesante hacer notar que esta imitación de la realidad no es simplemente una
copia o una mera reproducción sino más bien es ante todo “creación”, “un
proceso creador, una re-creación de la realidad […] que añade un matiz de
novedad, de exclusividad”.[10]
EL ARTE COMO KATHARSIS
Aunque de uso
limitado en los escritos aristotélicos,[11]
el término griego katharsis es de un
rico significado. Es una bella palabra[12]
que, enraizada en la medicina hipocrática, la puso en circulación Aristóteles
con el significado ético-estético que actualmente tiene. Con justicia se
ha dicho de Aristóteles que es un creador de terminología filosófica, dándole a
términos comunes un contenido absolutamente nuevo.[13] “En
Aristóteles encontramos por primera vez el término katharsis en el ámbito de la teoría poética”.[14]
De variadas
traducciones, que van desde purgación[15] y
purgamiento[16] a
purificación[17],
“redención”[18] e
incluso moderación[19],
el término deriva del nombre katharismos,
limpieza, purificación, purgación; del verbo katharizo, hacer limpio, limpiar, purificar; y del adjetivo katharos, libre de mezclas impuras, sin
tacha, limpio, puro.[20] Katharos es una de las grandes palabras
del griego antiguo, clásico y koiné.
En Homero significa “físicamente puro”, también libre de mezcla, sincero,
genuino, libre de deudas o eximido de impuestos, libre de contaminación ritual,
libre de culpa moral, moralmente limpio, incluso pureza de raza.[21]
Platón hablaba de la pureza del cuerpo y del alma (katharos kata ton somon kai kata ten psyjen)[22] y
la religión mistérica griega llamaba katharsis
al período posterior a la muerte en que el alma debía purgar sus faltas.[23] De
ahí que convenga a los traductores verter katharsis
como “expiación”, “purificación”, “purga” o “purgación” de las pasiones del
alma para curarla de sus dolencias[24],
aliviando los sentidos después de una gran tensión (aspecto fisiológico).[25]
Dado que el Estagirita
utiliza katharsis en la Poética y en la Política también en un sentido estético, un “empleo estético”,[26]
señalado hacia la tragedia en la primera obra y a la música sacra y dramática
en la segunda, el término aplicado a objetos de arte sería equivalente a decir
que el arte libera al alma hacia lo estético, producto del temor/terror (phobos) y la compasión/piedad (eleos), consecuencia de la imitación del
poeta y de la admiración del público.[27] “¡He
aquí el objeto de la imitación trágica de Aristóteles!”.[28] En
este sentido, la katharsis es la
facultad de la tragedia (en Poética)
y de la música (en Política) de
purificar al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en
los personajes de la obra o en los ritmos musicales. Se produce, por tanto,
“una especie de curación y purificación moral”.[29] Le
permite ver el castigo merecido e inevitable de éstas, pero sin llegar a
experimentar dicho castigo él mismo. “Así, temor y compasión son medios para
producir la operación catártica en el espectador o lector cuyo agente es la
tragedia”.[30] Katharsis, por tanto, sería el efecto
propio de la obra de arte en el individuo, ennobleciendo los sentimientos del
receptor, el espectador.[31]
Esto nos lleva a una tercera relevancia del arte.
EL ARTE COMO PEDAGOGÍA
“Los productos
del arte agradan en tanto que son medios de aprendizaje”.[32] Se
ha dicho y con razón que, “debidamente empleada, [la música] es un precioso
don, destinado a elevar los pensamientos a temas más nobles, a inspirar y
elevar el alma […] Es uno de los medios mas eficaces para grabar en el corazón
la verdad […] Nunca se debería perder de vista el valor del canto como medio
educativo”.[33]
Aristóteles indica respecto a la música que “es uno de los medios para llegar a
la virtud” y que es “imposible no reconocer el poder moral de la música; y
puesto que este poder es muy verdadero, es absolutamente necesario hacer que la
música forme parte de la educación de los jóvenes” […] “Creemos que de la
música se puede sacar más de un género de utilidad, puesto que puede servir a
la vez para instruir el espíritu y para purificar el alma”.[34]
Aprender agrada
muchísimo a todos y la razón de este
deleite es que al observar una obra o disfrutar de músicas “que tienen un
carácter moral”,[35] al
mismo tiempo se aprende y se reúne el sentido de las cosas.[36] “Cuando
Aristóteles habla del aprendizaje como razón del placer estético se refiere,
sobre todo, al reconocimiento del objeto imitado en el producto de la imitación
artística” y de “apreciar la habilidad del artífice”.[37] Estos
principios son válidos también para muchas otras artes.[38]
Así, según
algunos, es en la katharsis en que se
agudiza la sensibilidad y se alteran, e incluso, se hacen mejores los afectos,
ennobleciendo los sentidos, dado que la imitación en el arte no sólo se refiere
a realizar una copia de lo que existe, sino a mejorar lo real.[39]
“La tragedia es una imitación de
personajes mejores que el término medio de los hombres”.[40]
“La imitación poética, como sucede en la pictórica, los hace mejores, peores o
semejantes”.[41] De modo
que, después de presenciar la obra teatral o escuchar una pieza musical, el
espectador se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones
que llevaron a los personajes a su fatídico final. A estos atributos morales de
los protagonistas que son dignos de imitar Aristóteles le llama carácter.[42] “El carácter en un drama es lo que revela el
propósito moral de los protagonistas”.[43]
En las tragedias clásicas, según el filósofo, el motivo
principal del infortunio es siempre el hubris, o el orgullo desmedido que hace creerse a los
mortales superiores a los dioses, o que no los necesitan ni les deben honores.
Dicho hubris es considerado como el
más grave de los defectos y la causa fundamental de todos los infortunios. De
este modo la tragedia también alecciona al respecto a los
valores de la religión clásica. La katharsis
es, por tanto, el medio por el cual los espectadores pueden evitar caer en el hubris.
El arte siempre apuntará a lo universal, a los
valores que son para todos y en todo tiempo. Por eso es que la poesía, según el
sabio griego, es más filosófica y más elevada que la historia, pues mientras la
historia atiende a lo particular, la poesía dirige nuestro interés a lo
universal.[44] “La
poesía habla de un tipo de hombres,
la historia de hombres particulares”.[45]
EXPERIENCIAS ESTÉTICAS
A propósito de
lo anterior, analicemos brevemente la vivencia ética posterior del film La última canción. Según las precisiones
antes expuestas, vemos reflejada en esta obra dramática la imitación de
acciones cotidianas, la purificación de los afectos y la educación ética.
Las experiencias
de los jóvenes protagonistas de este film es la experiencia de tantos jóvenes y
señoritas que, ajenos a su voluntad, se ven privados de vivir con algunos de
sus progenitores. La protagonista, Ronnie (Miley Cirus), caracteriza esa
situación como “diferencias irreconciliables” entres sus padres. Ella y su
hermano menor Jonah encarnan los sentimientos propios del alejamiento: enojo
disfrazado de rebeldía (ella) y ansiedad acompañada de “apego” (él). Por su
parte, el padre (Greg Kinnear) deja entrever las emociones propias de un
progenitor que no sabe cómo decirles a sus hijos que los errores cometidos en
su matrimonio no tiene nada que ver con el amor que les entraña como hijos y
que intenta recuperar tiempo y afectos perdidos. En ese verano con su padre,
Ronnie hace amigos (p.e. Blaze), se enamora (de Will), comete sus propios
errores y aprende que aún los seres que amamos pueden cometer equivocaciones.
Su padre finalmente muere, pero no sin antes haber restablecido relaciones,
cumplido sueños, restituyendo males cometidos.
Las emociones
propias de la protagonista también son las de aquellos que son espectadores del
film. Hay una suerte de mimesis de la
vida propia con la de los actores y sus acciones con las nuestras, al igual que
sus sentimientos y pasiones. El film, dedicado a la juventud contemporánea,
consigue envolver en su trama a los mismos y hacerles ver la importancia de
tres entidades socializantes principales: la familia, los amigos y la iglesia.
A la familia se la debe amar y respetar sin importar las faltas cometidas,
pues, a final de cuentas, yo también las cometo y recibo de los miembros de la
misma apoyo, comprensión, perdón y restitución. A los amigos se les acepta con
virtudes y defectos, se imitan sus virtudes y se rechazan o hacen ver con amor
sus defectos. Se les anima en momentos de infortunio y de desequilibrio emocional
y se comparte con ellos en forma sana, responsable, alejados de malas
prácticas, fomentando entre todos la toma de buenas decisiones. A la iglesia se
le respeta y apoya, no sólo como institución de carácter espiritual sino como
coeducadora, junto con la familia, de los valores morales de integridad,
respeto, dominio propio, veracidad, honestidad y amor por la vida.
Finalmente,
queda el joven espectador con la sensación de que puede liberarse en cierto
grado de las malas consecuencias de decisiones tomadas siguiendo el ejemplo de
los protagonistas.
CONCLUSIONES Y REFLEXIONES FINALES
Como profesor de
alumnos en edad adolescente he escuchado comentarios luego de compartir en
clases la película comentada que me hacen percibir el valor de la misma en la katharsis juvenil. Una alumna me dijo:
“Nunca más trataré mal a mi padre…”. Otro con tono nostálgico, hasta las
lágrimas, dijo ver reflejada en el film su propia vivencia familiar y que
trataría de mejorar sus relaciones. Ahora aprendió que debía perdonar, así como
él recibió perdón en innumerables momentos precedentes.
Las artes en
general poseen estas tres características que derivan a su vez en tres
funciones de las mismas: imitación de la realidad, purificación de las emociones
y educación moral. Qué bueno que sea así. Eso hace del arte un medio
irrepetible en que podemos combinar lo estético, pues cuánta belleza le falta a
nuestro mundo, y lo ético, pues cuánto más le falta a nuestra pobre y abatida
humanidad de valores y principios correctos que guíen sus conciencias hacia lo
humano, lo recto y lo justo.
APÉNDICE
Definiciones
vertidas por distintos Diccionarios en español de catarsis:
-
Diccionario de la
Lengua Española, 22ª edición, Real Academia Española, España, 2001: “Efecto
que causa la tragedia en el espectáculo al suscitar y purificar la compasión,
el temor o terror y otras emociones”.
-
El Pequeño
Larousse Ilustrado, 14ª edición, Ediciones Larousse, S. A. de C. V., México
D. F., 2008: “Palabra con la que Aristóteles designa el efecto de purificación
producido en los espectadores por una representación trágica”.
-
Nuevo Espasa
Ilustrado. Diccionario Enciclopédico, Espasa Calpe, S. A., España, 1999:
“Efecto de purificación que, entre los antiguos griegos, se pretendía causara
en los espectadores la representación de las tragedias”.
-
VOX Diccionario
General Ilustrado de la Lengua Española, 2ª edición, Arrayán Editores,
Santiago de Chile, 1994: “Purificación de las pasiones del ánimo mediante las
emociones provocadas por la obra de arte, especialmente la tragedia”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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[1] Juan Fló, La
definición de arte antes (y después) de su indefinibilidad. En Diánoia, V. XLVII, N° 49 (noviembre
2002) (en línea). Disponible en http://dianoia.filosoficas.unam.mx/info/2002/49-Flo.pdf,
p. 96.
[2] Sánchez Palencia, Ángel. “Catarsis” en la Poética de
Aristóteles. En Anales del Seminario
de Historia de la Filosofía, Servicio de Publicaciones de la Universidad
Complutense de Madrid, Número 13 (1996): p. 128 (en línea). Disponible en: http://revistas.
ucm.es/fsl/02112337/articulos/ASHF9696120127A.PDF. Énfasis en el original.
[3] Fló, op. cit.,
pp. 98-108.
[4] Basado en la novela The Last Song del autor Nicholas Sparks. Dirigida por Julie Anne
Robinson y protagonizada por Miley Cyrus, Liam Hemsworth y Greg Kinnear.
Touchstone Pictures, producida por Offspring Entertainment, USA, 2009.
[5] Aristóteles, Poética,
1447a, 1447b. Edición
Electrónica de la Escuela de Filosofía de la Universidad ARCIS, Santiago, Chile (en línea). Disponible en: www.philosophia.cl
[6] Aristóteles, Poética,
1448b.
[8] Aristóteles, Poética,
1450a, 1450b.
[9] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 134.
[10] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 131, 132.
[11] Una vez solamente en la Poética y un par de veces en la
Política.
[12] Arnal, Mariano, Catarsis
(en línea). Artículo disponible en http://www.elalmanaque.com/agosto/17-8-eti.htm
[13] Lledó, Emilio, et al., Historia de la Filosofía, Santillana Bachillerato, Madrid, 1997, p.
57.
[14] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 128. Énfasis en el original.
[15] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 129. Nota el pie de página.
[16] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 142.
[17] Aristóteles, Política,
p. 184, 185.
[18] Catarsis (en
línea). Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Catarsis
[19] Aristóteles, El
Arte Poética, p. 25 (en línea). Disponible en http://www.traduccionliteraria.org/
biblib/A/A102.pdf
[20] Vine, W. E., Diccionario
Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, Editorial Clie, Terrassa,
Barcelona, 1989, v. 2, p. 321; v. 3, pp. 278, 279.
[21] Barclay, William, Palabras
griegas del Nuevo Testamento, 11ª Edición, Casa
Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 2007, p. 130.
[22] Arnal, Mariano, op.
cit.
[23] Gran
Enciclopedia Interactiva Siglo XXI, Océano Grupo Editorial, S. A.,
Barcelona, 2000, v. 9, p. 188. Cf. la creencia del cristianismo católico acerca
del purgatorio.
[24] Sánchez Palencia, op.
cit., pp. 142, 143.
[25] Rosental, M. M., Diccionario
Filosófico, Ediciones Huascarán, Lima, 2005, p. 84. Para otras definiciones
vertidas por los Diccionarios véase el Apéndice al final.
[26] Sánchez Palencia,
op. cit., p. 143.
[27] Aristóteles, Poética,
1449b, 1452a, 1452b, 1453b. En la Política,
p. 185, Aristóteles afirma: “Todos, sin excepción, se ven arrastrados por la
música a la compasión, al temor, al entusiasmo”.
[28] Sánchez Palencia,
op. cit., p. 138.
[29] Aristóteles, Política,
p. 185.
[30] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 144.
[31] Rosental, M. M., op.
cit.
[32] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 131.
[33] Elena G. de White, La Educación, Asociación Casa Publicadora Sudamericana, Buenos
Aires, 1990, p. 164.
[34] Aristóteles, Política,
pp. 176, 180, 184.
[35] Aristóteles, Política,
p. 186.
[36] Aristóteles, Poética,
1448b.
[37] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 131.
[38] “Aristóteles mantiene un significado amplio del
griego poiein que abraca el quehacer
artístico en general” (Sánchez Palencia, op.
cit., p. 130. Énfasis en el original).
[39] Lledó et al., op.
cit., p. 65.
[40] Aristóteles, Poética,
1454b.
[41] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 130.
[42] Aristóteles, Poética,
1447a, 1448a, 1450a, 1450b, 1454a, 1454b.
[43] Aristóteles, Poética,
1450a.
[44] Aristóteles, Poética,
1451b. Véase Lledó et al., op. cit.,
p. 65.
[45] Sánchez Palencia, op.
cit., p. 136. Énfasis en el original.
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