El
cristiano ante las elecciones políticas
Hugo
A. Cotro está completando sus estudios doctorales en Andrews University,
Michigan. El contenido de esta sección ha sido adaptado de su libro ¿Qué dice la Biblia? Respuestas
bíblicas para sus interrogantes (Buenos Aires, Argentina:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 2005).
Pronto se celebrarán las
elecciones en mi país y voy a votar por primera vez. Los eslóganes políticos y
las declaraciones contradictorias de los diferentes candidatos no me están
ayudando a decidir cuál de ellos es el más calificado y confiable. La ley de mi
país requiere que todos los ciudadanos participemos en el proceso electoral.
Algunos de mis amigos me están instando a votar en blanco para así dejar que
Dios simplemente haga su voluntad soberana al respecto, pues dicen que según la
Biblia: “‘Él quita reyes y pone reyes’” (Daniel 2: 21). ¿Qué consejo puede
darme?
Respeto la manera de
pensar de tus amigos, pero no creo que al votar en blanco estén de alguna
manera allanando el camino a la “voluntad política” de Dios, en caso de que tal
cosa existiera. Siguiendo el mismo razonamiento, si nada puede impedir que Dios
cumpla su voluntad, daría lo mismo votar por cualquier candidato; ¿no te
parece? Creo que Dios actúa en el mundo y en la historia por medio de seres
humanos dispuestos a servir como sus agentes, de la misma manera como lo hace
el mal. La única diferencia es que el mal siempre ha tenido voluntarios de
sobra.
Desafortunadamente, en
muchos casos el resultado de una elección tiene poco que ver con la voluntad de
Dios. Por ejemplo, en Oseas 8: 4 el Señor dice: “Establecieron reyes, pero no
escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe” (RV, 1960).
En la mayoría de los
sistemas electorales, los votos en blanco terminan favoreciendo al candidato
más votado. Eres afortunado de vivir en un país en el que tienes el privilegio
de expresar tus preferencias políticas. Recuerda que, como alguien dijo hace
mucho tiempo, aun “la peor de las democracias es mejor que la mejor de las
dictaduras”. Tu voto cuenta.
Jesús indicó que los seres
humanos tenemos que cumplir ciertas responsabilidades para con Dios y con las
autoridades que ejercen el poder de gobernar la sociedad en la que vivimos
(Mateo 22: 21; ver también Hechos 5: 29). Por esa razón, y a pesar de las
imperfecciones de todo sistema político y electoral, ten en cuenta las
siguientes preguntas orientadoras a la hora de evaluar a cada candidato y
mientras te preparas para emitir tu voto:
¿Qué se conoce de la
actividad política pasada de cada candidato? ¿Qué iniciativas tomaron y
llevaron a cabo? ¿Han sido fieles en el cumplimiento de sus promesas
electorales o terminaron cediendo a presiones y acomodándose a intereses
sectoriales? ¿Cómo administraron los fondos públicos? ¿Cuál es la plataforma
ideológica de los partidos que los respaldan? ¿En qué medida concuerdan sus
proyectos y planes con los principios éticos expresados en la Biblia? ¿Quiénes
son sus compañeros de fórmula y sus asesores?
¿Has leído sus
declaraciones públicas? ¿Sus propuestas son realistas o simplemente están
formuladas para captar el voto popular? ¿Hay buenas razones para confiar en que
serán transparentes en el ejercicio de su función en caso de resultar electos?
¿Puede esperarse que respeten y hagan respetar el funcionamiento independiente
de los poderes legislativo y judicial? ¿Es razonable creer que protegerán la
libertad de conciencia y de expresión de todos los ciudadanos?
Hasta donde se sepa, ¿es
la conducta personal del candidato un ejemplo digno de ser imitado? ¿Serán su
entorno familiar inmediato y su vida privada un apoyo o un obstáculo para su
función como líder y modelo de la comunidad?
Hay que reconocer que en
un mundo imperfecto, algunas de estas preguntas son difíciles de responder. No
obstante, este ejercicio te ayudará a desarrollar y tonificar tu musculatura
cívica. Sé por experiencia que a menudo uno termina votando por el candidato
que reúne los requerimientos básicos, y que es el menos objetable de acuerdo
con nuestras convicciones. Como cristiano, es tu responsabilidad evaluar,
decidir y ejercer tus derechos de ciudadano. Te animo, pues, a orar por el
futuro de tu país y a votar de manera inteligente y con una conciencia
esclarecida.
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