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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Cristianismo y política



Consejos del Espíritu de Profecía
acerca de la política y las votaciones

Compilado por Víctor A. Jofré Araya (2012)
Teólogo Bíblico y Magíster © en Educación Religiosa
Inspector General del Colegio Adventista de Arica


La Palabra de Dios v/s la política del mundo
“La verdad de Dios, practicada en la vida y seguida constantemente como guía en todo lo que concierne a los intereses de los demás, hará de los principios celestiales una barricada para el alma… Cuando pongamos toda palabra que procede de la boca de Dios por encima de la política mundana, por encima de todos los asertos del hombre falible y errante, seremos guiados en todo camino bueno y santo” (Elena G. de White, Consejos para los Maestros, pp. 471, 472).

“Ahora y siempre hemos de destacarnos como pueblo distinto y peculiar, libre de toda política mundana, sin los estorbos que representaría el confederarse con aquellos que no tienen sabiduría para discernir los requerimientos de Dios tan claramente presentados en su Ley” (Elena G. de White, Consejos sobre la Salud, pp. 234, 235).

“Cristo demanda de todos sus seguidores una abierta y decidida confesión de fe. Cada uno debe fijar su posición y ser lo que Dios quiere que sea: un espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Todo el universo está observando con interés inenarrable para ver la escena final del gran conflicto entre Cristo y Satanás… No permitáis nunca, por cobardía o política mundana, que la verdad de Dios sea puesta en un segundo plano” (Elena G. de White, Testimonies, t. 6, pp. 144, 145).

“La corrupción política está destruyendo el amor a la justicia y el respeto a la verdad; y hasta en los Estados Unidos de la libre América, se verá a los representantes del pueblo y a los legisladores tratar de asegurarse el favor público doblegándose a las exigencias populares por una ley que imponga la observancia del domingo” (Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, p. 650).

“No actuéis por motivos de política. El gran peligro de nuestros hombres de negocios y de los que ocupan puestos de responsabilidad, es que lleguen a apartarse de Cristo para obtener alguna ayuda fuera de él. Pedro no habría sido abandonado hasta revelar tanta debilidad e insensatez, si no hubiese buscado, por el acomodo o la política, evitar el oprobio y el desprecio, la persecución y el ultraje… En vez de mostrar su fidelidad en la crisis, negó perversamente a su Señor” (Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, t. 2, p. 138).



No debiéramos expresar nuestras preferencias
"No importa qué opiniones tengáis acerca del modo en que debe votarse en las cuestiones políticas; el hecho es que no debéis proclamarlas mediante la pluma o la voz. Nuestro pueblo debe permanecer silencioso en asuntos que no tienen relación con el mensaje del tercer ángel…
"Hermanos, quisiera que recordaseis que ninguno de vosotros ha recibido el encargo del Señor de publicar sus preferencias políticas en nuestras revistas, ni de hablar de ellas ante la congregación, cuando el pueblo se reúne para oír la Palabra del Señor... 
"Como pueblo, no debemos mezclarnos con asuntos políticos. Todos deberían obedecer a la Palabra de Dios cuando dice que no debemos unirnos en yugo con los infieles en cuestiones de política, ni establecer ninguna clase de vínculo con ellos. No hay un terreno seguro en el cual puedan trabajar juntos. Los leales y los desleales no tienen un terreno adecuado donde encontrarse. 
"El que transgrede un precepto de los mandamientos de Dios, transgrede toda la ley. Guardad en secreto el modo en que votáis. No sintáis que es vuestro deber instar a todos a hacer como hacéis vosotros" (Elena G. de White, Carta 4, 1898).


Por quién o quiénes deberíamos votar
“Esta noche asistí a una reunión muy franca e interesante. Cuando ya había pasado la hora de terminar, se consideró y se analizó el tema de la votación. Jaime habló primero, y luego lo hizo el Hno. [J. N.] Andrews. Ambos pensaron que lo mejor que podían hacer era interponer su influencia en favor del bien y contra el mal. Creen que es correcto votar por la elección de hombres temperantes para los cargos administrativos de nuestra ciudad en vez de correr el riesgo, por su silencio, de que se elija a personas intemperantes para esos puestos. El Hno. [David] Hewitt contó su experiencia de hace pocos días y piensa que es correcto ejercer el derecho de voto. El Hno. [Josías] Hart habla bien. El Hno. [Enrique]  Lyon se opone. Nadie más objeta el ejercicio del derecho de voto, pero el Hno. [J. P.] Kellogg comienza a pensar que es correcto. Todos los hermanos tienen sentimientos agradables. Ojalá que todos actúen en el temor de Dios” (Diario de Elena G. de White, domingo 6 de marzo de 1859).

“Los hombres intemperantes no deben ser colocados en puestos de confianza por el voto del pueblo” (Elena G. de White, Signs of the Times, 8 de julio de 1880).

“El pueblo de Dios no debe votar para colocar en sus cargos a tales personas, porque al hacerlo participan de los pecados que ellos cometen mientras están en sus funciones” (Elena G. de White, Fundamentos de la Educación Cristiana, p. 475, año 1899).

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