NATURALEZA
DEL TIEMPO Y DE LA ETERNIDAD EN SAN AGUSTÍN
Según Confesiones,
Libro XI
“Considero que hay necesidad de comprender el
sentido en el que la Escritura habla del Tiempo y la Eternidad” (Dionisio, De div. nom., 10, 3)
INTRODUCCIÓN
Confesiones es una obra
autobiográfica que nos informa de la vida y el pensamiento de San Agustín. En el
Libro XI de este monumento sincero, profundo y bello de la literatura universal[1],
el obispo postula un concepto del tiempo y de la eternidad en términos más bien
teológicos. “Toda la obra de San Agustín está impregnada de la presencia de
Dios, él escribe en un continuo diálogo con su Creador”[2].
En el Santo, la
raíz de su pensamiento está movida por la religión y es ésta la que pone a su
vez en movimiento su filosofía. Es deducible, por tanto, que sus postulados de
tiempo y eternidad tengan su origen en un análisis de lo consignado al inicio
del Génesis: In principio creavit Deus
caelum et terrum, “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”. En
efecto, es su creencia en la Sagrada Revelación y en la autoridad profética de
las Escrituras, más que en los escritos de los clásicos griegos, lo que hace
que su argumentación sea más propia de la fe que del inquirir filosófico[3].
El obispo de Hipona al respecto declara: “Que tus Escrituras constituyan para
mí un encanto lleno de pureza… Dame espacio para meditar los secretos de tu ley…
Te beberé y consideraré las maravillas de tu ley” [4].
La presente
monografía está basada en las Confesiones
del famoso Padre de la Iglesia, exigencia de la asignatura cursada. Sin embargo,
se citará también otra obra maestra del mismo autor que, por su intencionalidad,
de igual manera provee de información relevante acerca del tema en cuestión: La Ciudad de Dios. Además se citarán
algunos estudios realizados por otros autores en esta misma temática que he
considerado pertinentes. El trabajo está dividido en cuatro partes: (1) Se
presenta el concepto agustiniano de eternidad y (2) se consigna lo mismo con
respecto al tiempo. Luego (3) se plantean algunas semejanzas y diferencias de
ambas ideas en la mente del Santo y, a manera de conclusión, se ofrece una interpretación
del “encuentro” del tiempo humano con la eternidad divina.
I. LA
ETERNIDAD EN SAN AGUSTÍN
El Libro XI de
las Confesiones se inicia con la
siguiente sentencia: “Siendo tuya la eternidad”. Desde la perspectiva
agustiniana, Dios es el único eterno, inmutable y sin principio. Dios ha
existido siempre. La eternidad es posesión divina, es ajena y transciende al
tiempo de las criaturas. Dios es el creador y por tanto existe antes que la
creación, en la eternidad, en un presente eterno. “Precedes a todos los tiempos
pasados, desde la eminencia de tu eternidad siempre presente” [5].
Para Agustín, la eternidad está ligada a dos características divinas que él
elabora contrariando y reelaborando las ideas griegas de su época:[6]
inmutabilidad (inmutabilitate) e
inmovilidad (inmobilitate). Exclama
el obispo: “Eres inmutablemente eterno”[7];
y afirma: no “hay eternidad que padezca mudanza alguna”[8].
La eternidad divina es siempre estable. El Santo declara: “Tus años existen
todos a la vez, porque gozan de estabilidad… no pasan… Tu día de hoy no cede el
paso al día de mañana ni es una continuación del día de ayer. Tu día de hoy es
la eternidad”[9]. En
la eternidad, nada es pasajero, todo está presente[10].
Dicho de otro modo, “la eternidad no es una sucesión infinita de tiempos, es
concentración y permanencia, es la plenitud sustancial de Dios”[11].
En los escritos
agustinianos en general, y en las Confesiones
en particular, hablar de eternidad es hablar de Dios y de sus atributos. Su
misericordia[12], su
reino[13],
su razón[14] y su
voluntad[15] son preexistentes
y eternos. También es eterna la Palabra de Dios, que está junto a Dios, el Hijo.
Es coeterna con Dios y pronunciada en la eternidad. En ella no hay cambio ni
sucesión, porque es verdaderamente inmortal y eterna. Por su medio Dios dice
simultánea y eternamente todo cuanto dice y crea todo cuanto dice que se crea.[16]
De igual manera, es eterno e inmutable el Espíritu Santo, coeterno con el Padre
y el Hijo. Estos tres son una Trinidad.[17]
II. EL TIEMPO
SEGÚN SAN AGUSTÍN
Si Dios es
creador, el tiempo es criatura. El obispo tiene plena certeza de que Dios es creador
del mundo y del tiempo. La existencia misma es hechura suya. Acerca del mundo,
declara: “Existimos porque hemos sido creados”[18].
“Hablaste tú y surgieron todas las cosas. Tú las creaste con tu palabra”[19].
“Me consta la no existencia de ninguna criatura antes de la creación de la
primera criatura”[20].
Y acerca del tiempo, afirma: “Eres el autor y fundador de todos los siglos… Tú
creaste todos los tiempos, y tú eres anterior a todos los tiempos”[21].
La creación del mundo implica el comienzo del tiempo. Esta creación es producto
de la voluntad eterna y preexistente del Creador.[22]
“Cada cosa ha sido creada según su propio principio que reside en el espíritu
del Creador”[23].
Dios crea el
mundo con el tiempo. San Agustín lo afirma: Procul dubio non est mundus factus in tempore, sed cum tempore,
“sin duda no fue hecho el mundo en el tiempo, sino con el tiempo”[24].
El tiempo es desde cuando el mundo es. Dios crea el tiempo y el espacio de
manera simultanea, uno coexiste con el otro. No son entidades separadas. “El
principio de la creación del mundo y el principio de los tiempos es uno… no es
uno antes que otro”[25].
El tiempo por
cuanto es criatura, nace como parte de la creación y, por lo tanto, no es
eterno. “No podemos hablar propiamente de existencia del tiempo sino en cuanto
tiende a no existir… La razón por la que existe es que va a dejar de existir”[26].
En este mismo sentido, el tiempo es mudable y movible. “Existen, pues, el cielo
y la tierra. Con sus mutaciones (mutabilitate)
y variaciones (mobilitate) proclaman
que han sido creados”[27].
“El mundo, con su concertada mutabilidad (mutabilitate)
y movilidad (mobilitate) […] proclama
y da voces que fue hecho”[28].
Si Dios es inmutable e inamovible, la creación, por cuanto es creación,
participa del cambio y de la variación. Y todo cambio y movimiento es temporal.
El tiempo es, por tanto, la medida del movimiento. “Ningún cuerpo se mueve
fuera del tiempo… Mido el movimiento de un cuerpo por el tiempo”[29].
“La realidad material no es simultanea, no es un conjunto estático, sino que es
sucesión”[30].
Por otro lado, antes
de la creación no había tiempo ni espacio: “Tampoco hiciste el universo en el
universo, porque no existía espacio donde hacerlo antes de hacerlo para que
existiese”[31]. “No
deben imaginarse infinitos espacios de tiempo antes del mundo, como infinitos
espacios de lugares”[32].
“No puede haber tiempo sin que haya cosas creadas”[33].
En este sentido, términos como “antes”, “entonces” o “nunca”, propios de la
temporalidad, no son aplicables a la eternidad de Dios[34].
Este tiempo es
siempre presente, nunca estable, un presente temporal, distinto al presente siempre
estable y eterno de Dios. El pasado y el futuro como tales no existen. “Pasado
y futuro son creación y derivación del eterno presente… La eternidad estable,
que no es futura ni presente, determina los tiempos futuros y pasados”[35].
Lacalle concluye: “El ser no existe sin la eternidad… El tiempo procede de la
eternidad, ya que la eternidad es esencialmente creadora del tiempo de los
hombres”[36]. Agustín
acota: “Los minutos vuelan según tu beneplácito”.[37]
El anciano también
razona acerca del paso del tiempo y de su medida. El tiempo se mide desde la
perspectiva humana, al pasar. “Mientras pasa el tiempo, es susceptible de
percibirse y de medirse”[38].
El Santo pregunta: “¿De dónde viene, por
dónde pasa y a dónde va el tiempo mientras se mide?”. A esto, responde: “Viene
de aquello que aún no existe, pasa a través de aquello que carece de extensión
y va camino de aquello que ha dejado de existir”[39].
Los hechos del pasado han dejado en el espíritu una huella. Al evocarlos, el
pasado se hace presente, “porque su imagen está aún en mi memoria”[40].
“Lo que mido es algo que tengo en mi memoria y que permanece fijo en ella”[41],
afirma. Esta impresión es el tiempo. El alma es, por tanto, la verdadera medida
del tiempo. Aún así, el presente no tiene espacio alguno, extensión alguna. San
Agustín llega a la conclusión de que el tiempo, en estos términos, no es más
que una distensión.[42]
Sin embargo, puede medirse, según el testimonio manifiesto de los sentidos.[43]
Al existir sólo
el presente, es más prudente hablar de tres tiempos: presente de lo pasado,
presente de lo presente y presente de lo futuro. Así existe en el alma, en la
memoria, en la conciencia. El presente del pasado es la memoria, el presente
del presente es la visión y el presente del futuro es la expectativa.[44]
La memoria, la atención y la expectación, son tres elementos básicos de la
percepción del tiempo. La atención es siempre presente y por su medio se agota
la expectación y crece la memoria. En una canción, en una acción, en la vida
del hombre y en la historia de los hombres acontece de la misma forma.[45]
Sólo Dios conoce el pasado y el futuro y este conocimiento es maravilloso y
secreto.[46]
“Dios conoce intemporalmente las cosas temporales, conoce los tiempos sin
noción alguna de lo temporal”[47].
III. ETERNIDAD
Y TIEMPO: CONTRASTES Y SEMEJANZAS
Aparte de que la
eternidad es atributo del Creador y el tiempo es una criatura, para San Agustín
la eternidad y el tiempo se distinguen entre sí en un aspecto muy simple: “No
hay tiempo sin alguna inestabilidad movible, ni hay eternidad que padezca
mudanza alguna”[48]. Es
decir, la eternidad es siempre estable e inmutable y el tiempo es nunca estable
(inestable) y movible. Cambio y movimiento son factores del presente temporal,
el tiempo objetivo. El presente eterno, la eternidad, es concentración y
permanencia. Pero el tiempo somete a los entes temporales a la dispersión. Por
otro lado en la eternidad todo está presente. El tiempo, sin embargo, nunca
está presente en su totalidad. La comparación entre ambos, concluye San Agustín,
“es desde todo punto imposible”[49].
Como todo movimiento es temporal, nuestra voz que viaja por el aire y que
resuena en el tiempo no es comparable con la silenciosa palabra de Dios en la
eternidad[50].
La verdadera
eternidad y la inmortalidad verdadera prescinden del tiempo y del cambio.[51]
La eternidad precede a todos los tiempos y no es en el tiempo en que la
eternidad es anterior a los tiempos. La eternidad no va ni viene, el tiempo va
y viene para que todos puedan venir. La eternidad no queda eliminada por lo que
viene, porque no pasa, en cambio el tiempo llegará a ser cuando todos dejen de
ser.[52]
La eternidad es atributo divino y no hay ningún tiempo que pueda ser coeterno
con Dios, pues Dios es estable y si el tiempo fuera estable, no sería tiempo,
sino eternidad. “En cuanto al presente, si fuera presente y no pasara a
pretérito, ya no sería tiempo, sino eternidad”[53].
En cuanto a
semejanza, el tiempo y la eternidad se igualan en que ambos son tipos de duración
esencialmente presentes. El tiempo es presente temporal, la eternidad es
presente eterno, simultáneo. El tiempo carece esa simultaneidad.
CONCLUSIÓN:
DEL TIEMPO A LA ETERNIDAD
El Santo de
Hipona entiende que su vida, que es distensión, le conduce a la eternidad y
ansía llegar a ella. Desea alcanzar a Aquel que le ha alcanzado. Desea olvidar
las realidades pasadas, no a la zaga de las realidades que son futuras y que
pasarán, sino hacia aquellas que tiene por delante, las eternas. Sigue así tras
la palma de la celestial vocación, donde contemplará las delicias divinas que
no pasan. Declara: “Me he dispersado en tiempos cuyo orden desconozco. Mis
pensamientos, que son las íntimas vísceras de mi alma, se ven despedazados
hasta el día en que, purificado y derretido por el fuego de tu amor, me funda
contigo”[54].
Desde esta
perspectiva, es en el tiempo en que las criaturas realizan su ser y, haciendo
uso de su libertad, progresan y crecen. Es nuestra propia libertad la que
convierte el tiempo en eternidad. Nuestras decisiones tienen, pues,
consecuencias eternas. Esa es la auténtica grandeza de la libertad: nos permite
decidir nuestro destino y esa decisión se realiza en el tiempo. El ser humano
tiene sed de eternidad y rehuye de la muerte como de un extraño. “Podemos unir
nuestro presente temporal con el presente eterno… Dios nos ha colocado en el
tiempo para que demos el salto a la eternidad”[55],
a nuestro encuentro con él.
Este mismo ideal motiva
los pensamientos de San Agustín, cuando confiesa a Dios: “Te beberé y
consideraré las maravillas de tu ley desde el principio, cuando creaste el
cielo y la tierra, hasta el reino eterno contigo en tu ciudad santa”[56].
Al concluir, confieso
junto al anciano: “¿Qué es, pues, el tiempo? […] Mi espíritu está apasionado
por conocer este enigma tan intrincado […] Te confieso, Señor, que sigo
desconociendo qué es el tiempo”[57].
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
FIGUEROA
VELASCO,
Adriana. Conociendo a los grandes
filósofos. 3ª edición. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1995.
GIANNINI, Humberto. Breve Historia de la Filosofía. 14ª
edición. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1995.
LACALLE NORIEGA, María. Tiempo y eternidad en San Agustín. Revista Comunicación y Hombre,
Nº 2, año 2006, pp. 89-99 (en línea). Disponible en http: //www.ufv.es/docs/comyhom2investigaciones2.pdf
MUÑOZ-ALONSO
LÓPEZ,
Gemma, El tiempo en San Agustín.
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, número 7, Ediciones Universidad
Complutense, Madrid, sin año, pp. 37-42 (en línea). Disponible en http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fsl/
02112337/articulos/ASHF8989110037A.PDF
ROJAS
GÓMEZ,
Mauricio F. Idea del Tiempo en San
Agustín. Universidad Adventista de Chile, Apuntes de la clase Historia
Eclesiástica, mayo de 1996.
SAN
AGUSTÍN,
Confesiones. 3ª edición. Madrid:
Biblioteca de Autores Cristianos, 1994.
__________, La Ciudad de Dios (en línea). Disponible
en http://www.librosclasicos.
org
[1] GIANNINI,
Humberto. Breve Historia de la Filosofía. 14ª edición. Santiago de Chile:
Editorial Universitaria, 1995, p. 114.
[2] FIGUEROA VELASCO, Adriana. Conociendo a los grandes filósofos. 3ª
edición. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1995, p. 117.
[3] ROJAS GÓMEZ, Mauricio F. Idea del Tiempo en San Agustín.
Universidad Adventista de Chile, Apuntes de la clase Historia Eclesiástica,
mayo de 1996.
[4] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 2, 3. La versión utilizada corresponde a la
traducción de José Cosgaya, 3ª edición. Madrid: Biblioteca de Autores
Cristianos, 1994.
[5] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 13, 16; cf. 8, 10; 30, 40; De Civitate Dei, IX, 17; XI, 4; XII, 15.
[6] Platón había concebido el tiempo
como “la imagen móvil de la eternidad inmóvil” y para Aristóteles tiempo y
movimiento se dan simultáneamente. Los griegos en general veían al tiempo como
cíclico, un eterno retorno, imagen del movimiento de los astros en el universo,
que es eterno, sin principio no fin. Sobre esto comenta Agustín en Confesiones XI, 23, 29-30.
[7] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 31, 41.
[8] SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, XI, 6. El
profeta Malaquías y el apóstol Santiago declaran, respectivamente: “Yo Jehová
no cambio” (Malaquías, III, 6); y, en
Dios “no hay mudanza, ni sombra de variación” (Epístola Universal de Santiago, I, 17).
[9] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 13, 16.
[10] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 11, 13.
[11] LACALLE NORIEGA, María. Tiempo y eternidad en San Agustín.
Revista Comunicación y Hombre, Nº 2, año 2006, p. 90 (en línea). Disponible en http://www.ufv.es/docs/comyhom2investigaciones2.pdf
[12] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 1, 1.
[13] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 2, 3; La
Ciudad de Dios, X, 32.
[14] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 8, 10.
[15] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 10, 12.
[16] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 7, 9; 8, 10; 9, 11.
[17] SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, XI, 10 y 24.
[18] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 4, 6.
[19] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 5, 7.
[20] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 12, 14.
[21] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 13, 15-16; cf. 14, 17; 30, 40.
[22] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 10, 12; XII, 2, 2.
[23] MUÑOZ-ALONSO LÓPEZ, Gemma,
El tiempo en San Agustín. Anales del
Seminario de Historia de la Filosofía, número 7, Ediciones Universidad
Complutense, Madrid, sin año, p. 39 (en línea). Disponible en http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fsl/02112337/articulos/ASHF8989110037A.PDF.
Muñoz-Alonso agrega: “San Agustín cree en la existencia de ideas inmutables y
eterna de las cosas, las cuales residen en la inteligencia divina”.
[25] SAN AGUSTÍN, op. cit.
[26] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 14, 17.
[27] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 4, 6.
[28] SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, XI, 4.
[29] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 6, 8; 24, 31; 26, 33. A la afirmación griega de
que “el tiempo es el movimiento de un cuerpo”, San Agustín responde: “El tiempo
no es el movimiento de los cuerpos”. Muñoz-Alonso aporta que “san Agustín rompe
con la concepción helénica del tiempo regido por la necesidad ya que su
aceptación le hubiese impedido forjarse un concepto del tiempo histórico, que
sólo era posible dentro de una doctrina creacionista” (MUÑOZ-ALONSO, op. cit., p. 40). Agustín asume como
propio el concepto judío de tiempo lineal que se inicia en la creación y se
consuma en la restauración del Reino de Dios.
[30] LACALLE, op. cit., p. 90.
[31] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 5, 7.
[32] SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, XI, 5.
[33] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 30, 40.
[34] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 12, 14; 13, 15; 30, 40.
[35] SAN AGUSTÍN, op. cit.
[36] LACALLE, op. cit, p. 91, 92.
[37] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 2, 3.
[38] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 16, 21; cf. 21, 27; 26, 33.
[39] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 21, 27. cf. 14, 17: “Si no pasara nada, no habría
tiempo pasado; si no hubiera algo que va a ocurrir, no habría tiempo futuro; si
no existiera nada, no habría tiempo presente”.
[40] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 18, 23.
[41] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 27, 35. cf. 27, 36: “Es en ti, espíritu mío, donde
yo mido el tiempo”.
[42] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 26, 33; cf. 29, 39.
[43] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 27, 34-35. Aquí se advierte un contraste entre el
concepto agustiniano de tiempo y el concepto griego. Para Agustín el tiempo
pertenece a una categoría interior del ser y no en el exterior, en el cosmos,
como lo afirmaría el concepto clásico.
[44] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 20, 26.
[45] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 28, 37-38.
[46] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 31, 41.
[47] LACALLE, op. cit., p. 91.
[48] SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, XI, 6.
[49] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 11, 13.
[50] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 6, 8.
[51] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 7, 9.
[52] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 13, 16.
[53] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 14, 17.
[54] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 29, 39.
[55] LACALLE, op. cit., p. 98.
[56] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 2, 3.
[57] SAN AGUSTÍN, Confesiones, XI, 14, 17; 22, 28; 25, 32.
10 comentarios:
Muy informativo, gracias.
muy buen blog ya que nos muestra que la eternidad va simultáneamente con el tiempo , porque la eternidad le pertenece a Dios, ser divino que creo a los seres humanos, al universo, a los animales, al tiempo etc. y esto concuerda con lo descrito en el blog "que el tiempo por cuanto es creación, participa del cambio y de la variación. Y todo cambio y movimiento es temporal", al ser temporal el tiempo y toda creación echa por Dios, todo en algún momento va a llegar a un final ( porque somos temporales) final que Dios ya prometió, y nos promete una morada en los cielos en donde viviéremos eternamente junto a el. interesante el blog ya que da puntos de vistas filosóficos y a la ves religiosos.
jorge flores. 4 medio B
Me pareció bastante interesante este artículo, cabe destacar que me pareció bastante difícil poder comprenderlo, pero de igual formas aprendí muchas más cosas de las que yo no sabia , sobre todo de la eternidad, tiempo y libertad que en base a todo esto es relacionado con Dios.
Paz cornejo 4medio b
me ha llamado la atención mucho el tiempo y la eternidad, ambos son ideas contrapuestas según este articulo.
la eternidad es inmutable e inamovible, según este articulo Dios es eterno, mientras que el tiempo fue creado por Dios junto con el mundo, sin mundo no había tiempo, el tiempo es todo lo contrario a lo eterno, ya que el tiempo siempre se esta moviendo y siempre esta presente, cada segundo que pasa, cada minuto, el tiempo se esta moviendo por todas partes.
eso es lo que realmente me llamo mucho la atención, el hecho que el tiempo y la eternidad, según este artículos son ideas contrarias, siendo que antes pensaba que el tiempo es eterno.
Jhoel albornoz IV a
El tiempo según las civilizaciones precolombinas comentaba de que el tiempo es cíclico, pero según los los Cristiano a es de manera lineal. Obviamente, San Agustin, santo de la iglesia Católica, era catolico. Tomando como base el pensamiento del tiempo lineal, todo va hacia adelante, en pocas palabras, Dios a estado desde todo el pasado y estará en todo el futuro. Me gusto el hecho de decir que la eternidad es parte del mismo presente, porque sin ningún problema Dios podría avanzar su tiempo en otra dimensión o velocidad. Dejándonos cerca de Dios y de su realidad... Interesante post.
Josías Jofré 4MB
me ha llamado bastante la atención el articulo, en primer lugar porque deja en claro que la eternidad es símbolo de divinidad, y almeno yo entendí que el tiempo y la eternidad no va una puesta encima de la otra, si no que son un conjunto que van de la mano.y mas que si no el tiempo es eterno, osea que la "tiempo" de nosotros son nuestras memorias, que se guardan en nuestra alma, que gracias a eso podemos revivir un "pasado", y que nuestra visión es el presente, y podemos pensar en un futuro, y el mediador de todo esto es nuestra alma.
al fin y al cabo el solo existe 1 presente para nosotros, el cual tomamos como tiempo, y lo que de verdad es eterno son nuestras memorias que residen en nosotros. y el unico verdaderamente eterno e inmutable es Dios.
Como bien decía en el artículo,todo es cierto, Dios es el dador de todo, y todo tiene su tiempo con el, el Dios del pasado es el mismo de hoy y por los siglos que vendrán.El no cambia,nosotros cambiamos,y si bien dan Agustín tenía su pensar,destacando el catolicismo,ya sabemos la mala imagen de ellos que crearon,una imagen corrompida,pero Dios sigue siendo Dios,se entristece con nuestras fallas pero no hay nadie tan misericordioso como el.
-Rocio Mandiola
4to MA
Es bien interesante este blog porque habla de algo tan enigmático como la eternidad, el cual es una divinidad que la tienes solo Dios ya que él siempre a existido ,es eterno e inmortal. Este blog me da a entender que “las personas están sedientas de eternidad y arrancan de la muerte” y que Dios es el único que puede entregar la eternidad al serles fiel en la permanencia del tiempo ,ya que el tiempo no es eterno porque fue creado justo con el espacio, ósea cuando Dios baje del cielo el tiempo ya no existirá.
NICOLE MALDONADO 4to Medio A
El tiempo no se puede apresar, dice San Agustin. El tiempo queda impreso en el alma, en el recuerdo. Sí, el tiempo existe porque mi alma lo fija y lo mide, cual notario que levanta acta.
Luego el universo físico, que tiene solo tres dimensiones, lleva una cuarta que esta en el alma.
El alma, que nos la da Dios, corresponde a esa otra dimensión; luego, el tiempo es la cuarta dimensión, como se deduce por la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.
Eso quiere decir que hay otras dimensiones, después de la materia, ligadas a la espiritualidad.
El tiempo es el hombre en busca de la eternidad. Cuando lo percibe es sentimiento de permanencia. Cuando lo agota es por la emoción del trabajo. Cuando lo justifica es por la razón de existir. Y cuando añora el origen es rito. Lo suspende para meditar e inspirarse en El Altísimo
EL análisis de las diapositivas la descomposición de estas diapositivas,la síntesis,si la felicidad es una actividad basada en la habilidad, entonces es razonable que sea la habilidad más perfecta de la mejor parte de una persona. Por lo tanto, sus actividades, de acuerdo con sus propias capacidades, serán todas sus capacidades. describe muy bien la reflexión filosófica de la guía, la finalidad que esta genera en nosotros, los métodos como esta actúa y varían en cada una de las personas,viendo desde otra perspectiva el desarrollo de nuestro pensamiento filosófico, me arado el articulo por como nos hace entender lo mencionado anteriormente, ampliando nuestro mente, reflexión y método filosófico, visto de otra perspectiva mas comprendido y su entendimiento en nosotros, fortaleciendo nuestra reflexión.
Jose Gonzalez Diaz 3 medio A 4to comentario
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